martes, 21 de agosto de 2007

Supervivencia

Al fin, la segunda semana Erasmus llegó. Algunos ya habían empezado a mirar piso desde el primer día (Alice estaba al borde de la depresión por no haber encontrado piso la primera semana), pero la mayoría no nos dimos cuenta hasta ese momento de lo que pasaba: si no encontrábamos algo en 20 días nos quedaríamos en la calle, y no precisamente de fiesta. Así que para el tema piso ya se formaron grupitos más pequeños, al más puro estilo "supervivencia", y los que íbamos con nivel básico de alemán las pasaríamos bastante canutas. Sara me echó un par de cables con el alemán, en vista que me era imposible entender al señor Horsch hablando a toda pastilla. Y si le entendía algo, lo impensable era poder pedirle "en tiempo real" a-qué-hora-le-iba-bien-quedar-para-enseñarme-el-piso-porque-quería-alquilar-una-habitación.

Eso sí, podía decirle que mi lieblingsfarbe era el azul, que me heisseaba Jaume, que era 24 Jahre alt y que kommía aus Barcelona. En vista que a los caseros y Mitbewohners de Hannover no les interesaba mi color favorito ni mi forma de pronunciar los números en alemán, y para no agobiar más a mis compañeros de residencia, que suficiente tenían con buscar algo para ellos, decidí optar por los e-mails. Eso me limitaba aproximadamente a la mitad de las ofertas, y retrasaba el tiempo de respuesta aproximadamente a mucho mucho.

Pero dentro de lo que cabe hubo suerte, de aproximadamente 5 mails enviados uno me respondió quedando para el sábado, y otro para decirme una frase que poco a poco iríamos interiorizando, piso tras piso: es ist schon weg (vamos, que no).

Esa semana fui con Jordi a informarme sobre los proyectos de fin de carrera, no nos fuera a pillar el toro con eso también... Pude conocer por fin a la señorita Zapater, la encargada de los estudiantes internacionales en el campo de las telecos. Originaria de... Valencia. Curiosamente, ofrecía un par de proyectos, pero eran muy orientados a solo telemática y en principio no era eso lo que me interesaba. Me dio las pautas para seguir buscando otros temas, y a qué departamentos ir para cada uno. Con un poco de suerte podría encontrar algo rapidito y ponerme ya con el proyecto. Pero de momento lo importante era no quedarse en la calle: seguíamos sin piso.

La semana iba pasando. Ya teníamos el primer examen de alemán, en que todos sacaríamos notazas (pero yo seguía sin poder hablar con Herr Horsch). Los del grupo avanzado de alemán empezaron a odiar a su profesor Auditor, los del grupo básico seguíamos idolatrando a nuestra amada Perrine (léase con acento alemán o francés, no quisiera herir sensibilidades por culpa de una mala lectura de este bonito nombre).

Uno de los días nos tocó ir de cena con una amiga de Salva (tortilla de cristipatatas). En las siguientes fotos se observa claramente el concepto "uno trabajando y los demás mirando"; de hecho, aquí comenzó la verdadera adopción de Rachel como la séptima española de la Bischofsholer Damm. Fotos de la cámara de Cris.



Eso sí, los platos los fregábamos entre todos, por turnos/por días. Pero seguíamos sin piso. Las actividades organizadas seguían abundando: un individuo con traje medieval nos enseñó la ciudad de pe a pa, incluso rincones que no hemos vuelto a ver. La ciudad se nos hacía grande y todo... Foto de Alexis:


Era muy bonito. Pero seguíamos sin piso. Rectifico: Salva y Cristina (uno de los minigrupitos que comenté antes) habían encontrado el piso perfecto: relativamente barato, a 5 minutos del edificio principal de la Universidad, a 10 minutos del centro, con compañeros alemanes, habitación gigante y casi totalmente amueblada... Pero lo habían mirado entre los dos y se lo jugaron a cara o cruz. Y efectivamente: a Cristina le cambió la cara cuando ganó, mientras que Salva tuvo que cargar con la cruz de haber perdido la habitación perfecta.

2 comentarios:

  1. Tío, cada vez tengo más ganas de ver tu siguiente post. Ya ves, me tiene intrigao y ya sé lo que va a pasar!! Curioso,no? En fin, quería decirte que ya he puesto mi úlitmo post, al final el tema es otro pero creo que te gustará, es un cuento. Ya me dices. Besets bonico

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  2. Ostras, sigue con la historia, pinta muy bien :-). Lástima que Marco Polo no tuviera que buscar piso, seguro que entraba gratis en la fonda de turno... ¡Qué mundo más injusto!

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