Hay momentos en la vida que uno sabe que son importantes, y éste era uno de ellos. Y es que, aunque en aquél momento no fuéramos conscientes, un proceso de mutación alemanizadora estaba a punto de iniciarse en nuestros cuerpos. Las combinaciones gastronómicas que en esos oscuros habitáculos se concebían, con la insignia de Mensa en cada uno de sus ingredientes, no eran fruto de la casualidad. Todo estaba calculado. Esas salsas fosforescentes, esa bebida isotónica con gas cuyo recipiente indicaba explícitamente "sin gas", esas aguas en tetrabrick, esas mezclas con la comida del día anterior como ingrediente principal, ese olor impregnado en nuestras ropas incluso después de tres lavados... Nada de eso era casual, nada.
Sin darnos cuenta, acabaríamos cruzando los pasos de peatones sin miedo a ser atropellados; acabaríamos mirando con pánico el carril bici antes de cruzar; seríamos partícipes de un atasco de bicis a las ocho de la mañana; saldríamos con una sonrisa de imbéciles a la calle los días de sol, aunque tuviéramos mil cosas que hacer; acabaríamos bañándonos en el lago cuando hiciera calor; diciendo buenas tardes a las once de la noche y buenos días a las tres de la tarde; finalizando las frases en "oder?" y afirmando con "genau", incluso al hablar en nuestros idiomas maternos; pondríamos las "comillas" empezando por ,,abajo"; no nos escandalizaríamos cuando nos dieran codazos por la calle sin pedir disculpas; compraríamos bratwurst a personas con una mochila-parrilla y un paraguas de colorines, sin pensar que eso es ridículo; comeríamos helados por la calle a temperaturas bajo cero; compraríamos, por fin, artículos absurdos en el Lidl; no nos emocionaríamos como niños cada vez que se pone a nevar... Bien, esta última tendremos que excluirla de la mutación alemanizadora, por cuestiones de cambio climático. Cuando ves que nieva más en Barcelona que en Hannover empiezas a entender el porqué de las archiconocidas expresiones "¡¡Estás más tostado que un alemán!!" o "¡Para el calor, un bratwurst!". Incluso se rumorea el lanzamiento del tema "Merkel-reguetón" para el año próximo. Será cuestión de esperar.
compraríamos bratwurst a personas con una mochila-parrilla y un paraguas de colorines, sin pensar que eso es ridículo; comeríamos helados por la calle a temperaturas bajo cero; compraríamos, por fin, artículos absurdos en el Lidl
ResponderEliminarJAJAJA Me has llegado al alma!!has definido la total alemanización de un español a la perfección!! Has vuelto ya de de Hanover? Yo me voy en septiembre a Hannover de Erasmus..algún consejillo? Un saludo!!!;)
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